LAVARSE LA CARA

Por Marcelo Beltrand Opazo

Lavarse la cara durante la mañana o a cualquier otra hora, requiere de algunas aclaraciones y reforzamientos. La idea es poder desarrollar de la mejor forma esta acción que nos mantiene la cara limpia y aseada. Partamos con el agua, este es uno de los elemento más importantes en esta labor, ya que sin ella, no podemos limpiar la suciedad de nuestro rostro, por lo tanto, si no tengo agua deberé utilizar un componente similar para dichos fines, por ejemplo, jabón líquido, agua mineral con gas y sin gas. Tampoco podemos usar cualquier producto, ya que estos pueden tener sustancias dañinas para nuestra cara, o poseer azúcar, cosa que podría dar pie a las hormigas y a las moscas, para que se alojen en nuestro rostro. Las hormigas, aprovecharían la noche y mientras dormimos invadirían nuestro rostro carcomiendo las mejillas, succionándonos los ojos, mordiendo los labios. Vendrían de a una primero, la vanguardia y luego llegarían las otras, cientos, miles cubriéndonos el rostro impidiéndonos respirar mirar y hablar. Por otro lado las moscas, estas nos perseguirían por todas partes, no nos dejarían tranquilo, en nuestra casa, en la oficina, en el auto, se colarían por las rendijas, romperían los límites y junto a las hormigas cubriéndonos la cara, finalmente no podríamos vivir. Es por eso que el agua es imprescindible para lavarse la cara.
Las Manos son otro de los componentes importantes, reconocerlas y focalizar nuestras energías en esas extremidades tan particulares que poseemos y observar la cantidad de cosas que hacemos con ellas, que las llevamos a todas partes, que no nos separamos de nuestras manos y por eso debemos limpiarlas, antes de lavarnos la cara. Por ejemplo, a cuantas personas le damos la mano, cuantas puertas y pasa manos tocamos durante nuestra vida, cuantas monedas y billetes manipulamos diariamente y esas cosas están llenas de gérmenes e infecciones. Cuando somos capaces de reconocernos las manos, podemos usarlas libremente y tomar conciencia de lo útil que es llevarlas y lavarlas. Una ves aclarado los puntos anteriores, podemos comenzar a explicar el lavado de la cara. Primero, damos el agua de la llave, colocamos nuestras manos con las palmas hacia arriba, es decir, que el chorro de agua caiga libremente sobre nuestras ellas. Debemos procurar no abrir demasiado los dedos por que el líquido se filtrará demasiado rápido y no podremos lavarnos la cara. El ideal es que coloquemos las manos con los dedos juntos en forma de cántaro, así, se acumulará esta, permitiendo así humedecer con facilidad nuestra cara. Luego acerque su rostro a las manos y lance inmediatamente el agua a este y cierre los ojos y sienta el agua como moja la cara y se escurre por sus mejillas por su nariz por la pera y vuelva a repetir la acción, otra vez y otra y otra y nuevamente va a sentir el líquido invadirlo todo gota a gota la frente los ojos la nariz la boca todo, hasta que usted considere que su rostro está limpio. Puede aplicar jabón antes de mojarse, eso, es absolutamente opcional.

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